Es cordobés, delantero y goleador de Sarmiento de Junín. Ramón Abila nació en Córdoba, capital, con el sueño de ser futbolista y vivir de la profesión. A diferencia de otros jugadores no necesitó trabajar para encaminar su vida deportiva. Desde niño recibió el apoyo económico y afectivo de sus padres para triunfar. Se inició en Unión La Florida, luego saltó a Instituto  con solo 16 años. Al tiempo, tras idas y vueltas con su pase, Jorge Ghiso lo convenció para quedarse y empezar a escribir su historia. En esta temporada, y sin lugar en el equipo que dirige Darío Franco, decidió enfrentar el desafío de jugar en Sarmiento, equipo que está en la cima de la Primera B Metropolitana. Es su máximo anotador con nueve goles (siete por el torneo y dos por la Copa Argentina ante San Martín de San Juan y Colón, respectivamente). Wanchope habla de su vida, de sus objetivos y del gran momento del Verde en la Copa Argentina.

¿Por qué Wanchope?

Me lo pusieron los compañeros en Instituto después del partido inaugural del Mundial 2006 entre Alemania y Costa Rica (Ganó Alemania 4-2, el 9 de junio). Me vieron parecido a él cuando convirtió ese día y yo hice como cinco goles en el primer entrenamiento.

¿Cómo fueron tus comienzos?

Arranque en Unión La Florida de Córdoba y a los 16 años llegué a Instituto. Estuve un año en inferiores y me fui utilizando la Patria potestad. Al tiempo, Jorge Ghiso me convenció para volver y por suerte pude jugar ahí  porque además soy hincha del club.

¿Tuviste que laburar para jugar al fútbol?

No. Tuve la suerte de vivir siempre del fútbol. Si bien ayudé con mis viejos con la empresa de cerámicas que tiene, tanto él como mi mama me ayudaron para que pudiera lograr mis objetivos.

¿Estás cómodo en Sarmiento?

La verdad que sí. Estoy muy cómodo porque encontré un grupo de gente que me apoyó desde el comienzo. Me sorprendió para bien jugar en Sarmiento. Hay buen plantel para lograr cosas importantes pese a que la Primera B es más dura de lo que creía.

¿Tenés que trabajar de otra manera tus movimientos?

Sí, porque tenés que amoldarte para cada partido de distintas formas.  Se juega muy friccionado y sin espacios. No es vistoso el juego aunque de local se puede jugar mejor porque nuestra cancha al ser grande nos ayuda mucho.

La clasificación ante Colón y la idea de seguir en la Copa Argentina, ¿los puede desviar de objetivo del ascenso a la B Nacional?

La cabeza te puede jugar en contra, pero sabemos que fue histórico para el club ganarle a Colón y antes a San Martín de San Juan. Lo económico ayuda mucho, pero tenemos que trabajar para ascender. Aunque en la Copa no dejamos de soñar.

¿Sintieron la diferencia de categoría?

Sabemos que hay equipos de categoría superior, pero dentro de la cancha nunca nos sentimos menos que nadie. La diferencia la marca lo grupal que está muy bien. El técnico (Sergio Lippi) supo plantear muy bien los partidos. Ante Colón y San Martín (San Juan) ayudaron muchos las dimensiones del campo porque tuvimos espacios para intentar jugar bien. Y cuando no se puede,  correr y meter, equilibra y nos da resultado.

¿Pesa estar en la punta de la B Metropolitana?

La punta no nos pesa para nada. Sabemos que muchos hablan, algunos con la idea de voltearnos. Estamos seguros que vamos a pelear hasta el final. Entrenamos por mejorar todos los días. Tenemos que trabajar para lograr el ascenso. Hay tres o cuatro equipos que van a estar en la pelea.

¿Te gustaría verte en este gran Instituto que brilla en la B Nacional?

Estoy feliz por la campaña que están haciendo porque conozco a todos los muchachos. Pero el destino quería que esté en Sarmiento. En junio uno tiene que volver a Instituto, pero tengo que seguir trabajando para meter más goles.

¿Te gusta la Copa Argentina?

Me gusta el campeonato. Mezclar las categorías esta bueno. Entiendo que los de Primera se juegan mucho y los del Ascenso tienen menos que perder. A Sarmiento le sienta bien porque nos hace ser vistos por todo el mundo.

¿Los goles que hiciste en la Copa tuvieron una dedicación especial?

Sí, porque me siento contento de convertir goles. Miro al cielo y siento gratificación hacía mis abuelos: Mercedes y Paulino, que los perdí hace poco tiempo. Siempre que convierto festejo con ellos que nunca los voy a olvidar.

¿Tienen chances de llegar más lejos de lo que llegaron en la Copa?

Nunca se sabe. Tenemos que trabajar y seguir soñando que se puede.