Enrique Macaya Márquez es sinónimo de precisión. Sin apoyarse en expresiones estridentes y siempre buscando la palabra justa para no caer en el prejuzgamiento, el periodista sigue vigente, creíble y no está crazy.

Abriendo el debate sobre la Copa Argentina, Macaya dijo: "Es un primer paso. Con el desarrollo de la competencia se va a producir un despertar del interés del juego. Los protagonistas se van a encontrar con situaciones impensadas. A través del tiempo se van a ir agregando incentivos que van a definir la identidad del certamen", dijo.

Ya con el sorteo consumado y con la sorpresa del cruce de River frente al Defensores de Ortega, Enrique agregó: "Son circunstancias, es cierto que parece celestial, pero estaba entre las probabilidades. Recién escuché que Almeyda dijo que le sorprendía tanta casualidad. El tema es que casualidad más o menos, la posibilidad del cruce estaba en el bolillero". Haciendo referencia sobre cómo pueden reaccionar los jugadores de Riestra, equipo que milita en la D, frente a Quilmes en los 32avos. de final de la Copa, Macaya, expresó: "A pesar de que el escenario los puede paralizar, yo creo que será al revés: van a potenciar sus posibilidades".

Don Enrique fue construyendo su carrera profesional paso a paso. De vestirse de canillita a los 8 años hasta convertirse en cadete a los 15 en radio El Mundo. En 1950, según su currículum, se integró al plantel de periodistas de la emisora. Desde 1958 viajó a todos los mundiales y la FIFA le envío un reconocimiento especial por eso, siendo el único argentino y el primero en actividad en el mundo.

Macaya, amante de la vida en familia, completa cada unos de sus días con la frescura de sus nietos y la armonía de un buen jazz. Respetuoso de sus maestros en el arte del decir, el ex comentarista de Fútbol de Primera, afirmó sobre su formación profesional: "Me defino autodidacta, le saco lo distintivo a los grandes referentes del periodismo y luego formo mi propia opinión".

Profundizando sobre las vivencias en los mundiales, llamativamente, el señor fútbol, confesó: "Los mundiales son tristes. A veces se cree que todos los que lo juegan están felices y en la previa puede ser así. Cualquiera sueña con jugar un mundial, y más con ganarlo. Pero solo un equipo lo logra. Los demás sufren la tristeza de ser eliminados".

Además, por su extensa y respetada trayectoria, ha sido testigo de todos los momentos significativos de la historia moderna del fútbol argentino. Desde una cabina de trasmisión, siguió el fracaso en el Mundial de Suecia 1958, el gol de Racing del Chango Cárdenas que le dio el primer título del mundo a nivel clubes, las hazañas del Estudiantes de Zubeldía, los 18 años de River sin salir campeón, la década dorada del Independiente de Bochini, Argentina campeón de 1978, el gol de Diego a los ingleses en México 86, los 236 goles de Palermo en Boca, los mil y un amagues de Ortega hasta las genialidades de Messi.

Hoy será testigo de un evento nuevo y especial: la Copa Argentina. "Es un torneo que hace mucho no aparecía pero que será atractivo para todos los conjuntos argentinos. Es una linda forma para que todos los jugadores e hinchas tengan una ilusión de jugar con los históricos grandes", comentó Macaya

Las historias de vida sorprenden pero al periodista no del todo. "Es habitual verlas en el fútbol, pero tal vez en un juego tan profesional, suene extraño que un jugador trabaje y entrene, y a la vez, pueda enfrentar a grandes jugadores consagrados. La Selección Argentina que iba a jugar el Mundial de Inglaterra (1966) se midió en forma amistosa a un equipo conformado por bomberos y perdió. Fue divertido pero en el fútbol, todo puede pasar", señaló.

Teniendo archivado en la retina tantos partidos, Macaya se animó a responder cuál fue el mejor momento del fútbol argentino: "Es difícil. Me quedo con la década del 40 y del 50. En ese momento, nuestro deporte vivió una época de esplendor aunque no tuvo trascendencia internacional porque los campeonatos del mundo estaban suspendidos por la segunda guerra mundial".

Entusiasmado con la charla futbolera, el comentarista de Fox agregó: "De todas maneras se tienen que conjugar un montón de cuestiones para cumplir los objetivos. Fijate lo que pasó con la Selección de 1982: tenía a Maradona y a Kempes, y sin embargo, no pudo conseguir nada. En 1986, en cambio, salvo Maradona, era un equipo que no parecía tener las mejores individualidades del momento aunque salió campeón".

Para el cierre de la charla, invitamos a Enrique Macaya Márquez a que nos defina lo que llamamos "la nuestra".

"No lo sé. ¿Qué es la nuestra? Supongo que es priorizar la técnica sobre lo físico. Me imagino que va por el estilo".

¿Y qué es jugar bien?

-Entender el juego. Elaborar una estrategia y llevar al rival a jugar de la manera que se planificó. Tener la capacidad de decidir el momento de cuándo hay que defender y cuándo hay que atacar".