“Me tenés que hacer un monumento, tuve que ir a cada cancha para verte jugar”. Con esas palabras, Gerardo Salorio le daba la bienvenida a Sebastián Bueno, delantero que por ese entonces vestía la camiseta de Sarmiento de Junín (B Metropolitana), en la Selección Sub 20 de 2001. La grave lesión de Alejandro Domínguez (fractrura de tobillo derecho) generó su ingresó al plantel, previo a la Semifinal contra Paraguay. El nivel de aquel equipo dirigido por José Pekerman lo llevó a coronarse invicto en el Mundial disputado en este país y Bueno, primer jugador de la tercera categoría de Ascenso en llegar a un seleccionado, conseguía el logro más importante de su carrera.

Doce años después, la realidad marca que el delantero de 32 años milita en Sanjustino San Justo, equipo santafesino del Argentino B. Francia e Italia fueron los destinos de este atacante que se había retirado de la actividad hasta que Nicolás Cuesta, arquitecto de su casa y presidente de Sanjustino, lo convenció de retornar a las canchas para esta temporada. Con un presente irregular en el torneo local, el Verde encamina su rumbo cuando se presenta por la Copa Argentina Sancor Seguros: dos contundentes victorias lo clasificaron a la Fase Inicial Regional I, instancia en la que visitará a Sarmiento de Resistencia.

“Sé que es un equipo que tiene jugadores importantes, se armó para ascender y sumó refuerzos de calidad. Dejaremos todo para avanzar de ronda y continuar en la Copa”, sentenció Bueno, sorprendido por el andar de Sanjustino en esta competencia: “La realidad es que pensamos que sería complicado avanzar en este certamen porque teníamos una triple competencia (también disputan el Argentino B y la Liga local). Influyó el hecho de haber aprovechado la localía, fuimos contundentes y generamos muchas ocasiones en ambos partidos”.

Pese a ser suplente, Sebastián aprovechó su ingreso en el debut de Sanjustino en la Copa y anotó el último tanto del 4-2 ante Atlético San Jorge. “Nos sirvió para sacarnos la espina de la eliminación en el primer partido de la anterior edición. Mi gol surgió de una jugada que arrancó en mitad de cancha. Gustavo (Villalba), que también había entrado en el segundo tiempo, me habilitó con un pase en cortada; amagué cuando salió el arquero y definí de zurda”, rememoró el delantero, que no ingresó en el 3-1 contra Viale en la siguiente presentación.

La carta principal que ofrece Sanjustino en el certamen es Walter Ibáñez, goleador de la competencia con cuatro. Bueno elogió a su compañero de ataque: “Es un futbolista muy rápido, hace diferencia en esta categoría y técnicamente es bueno. Sabemos de sus características y las supimos aprovechar al máximo, él dejó todo y sacó rédito”. Las victorias despertaron la ilusión de los simpatizantes de Sanjustino, que ansían con enfrentarse a rivales de otra categoría. “Es el objetivo, jugar contra equipos que no podemos enfrentar habitualmente. El marco suele ser muy lindo y sabemos que son encuentros que se definen en 90 minutos. Queremos jugar con algún rival conocido”, manifestó.

Aunque una interesante actuación en la Copa podría reinsertarlo en el mercado local o internacional, Bueno lo considera un tema cerrado: “No sueño con volver a Primera o a la B Nacional, tengo un negocio de ropa de hombre y empecé otra vida. Con la responsabilidad que implica esta situación, quiero darles una mano al club y a los chicos”. Ubicado en la séptima posición de la zona del Argentino B, Sanjustino debe mejorar su rendimiento para clasificar a la siguiente instancia. “Tuvimos un arranque positivo, pero las cuatro derrotas consecutivas nos complicaron. Se sufrió el desgaste, no estamos en condiciones de disputar tres partidos por semana”, remarcó.

Bueno recuerda la convocatoria para el Mundial Sub 20 como uno de los hechos más destacados de su carrera: “Cuando llegué al predio, no entendía nada. Compartía equipo con varios futbolistas que admiraba por televisión. Nunca me voy a olvidar haber vestido la camiseta de la Selección y lograr el título”. Dentro de un plantel con varias figuras, el delantero destacó a “D’Alessandro, un jugador muy talentoso. Yo veía que hacía “la boba” (una jugada característica en la que pisaba la pelota hacia atrás y luego salía para adelante) y no entendía cómo los defensores no se la sacaban. En un entrenamiento, probé ir a marcarlo y me dejó parado tres veces. Ahí comprendí que era un fenómeno, como Saviola”.