“Dirigir a Chacarita es un desafío gigante. En mis sueños siempre estuvieron las ganas de ser el técnico de este club. Tuve la posibilidad de ser ayudante de campo cuando estaba Luis Garisto, pero en esa oportunidad decidí quedarme con Julio Falcioni en Banfield. Ojalá pueda triunfar y decir que estuve desde el primer momento”, son las palabras de un Carlos Leeb que asumió la responsabilidad  de entrenar a su querido equipo, después de haber sido delantero de la institución entre 1992 y 1997. El bonaerense, que está en el Funebrero desde mediados de 2013, se refirió a sus objetivos y a su historia como DT. 

Lo primero que tuvo que hacer Leeb cuando se transformó en el entrenador de Chacarita fue organizar un plantel que tenía demasiados jugadores. “Al principio habían 47 futbolistas porque en ese momento se armó un selectivo. Lo que tuve que hacer fue reducir el número con la idea de que no podíamos traer refuerzos de renombre. Un 90 por cierto de los jugadores que tenemos son del club. Después se sumaron algunas incorporaciones como (Fernando) Otarola, (Gonzalo) Rocaniere y (Facundo) Laumann, que vinieron a aportar lo suyo. Con el equipo armado, empezamos a recorrer este camino complicado, pero lindo”, expresó el entrenador del Funebrero, que en la B Metropolitana marcha décimo con 23 puntos (está a cinco unidades del líder Morón).  

Leeb confesó que cumplir el objetivo de ascender con Chacarita roza la utopía, aunque aclaró que nunca deja de soñar: “A largo o a mediano plazo, la idea es subir de categoría. No somos candidatos, pero lío vamos a hacer. El día de mañana me gustaría ver al equipo en Primera”. Por la Copa Argentina, el Funebrero tuvo su debut ante Nueva Chicago, un rival al que venció 1-0, con gol de Lentini, quien volvía a jugar después de haber padecido una arritmia cardíaca.

Chacarita se clasificó a la Fase Inicial Metropolitana III. Leeb se refirió a lo que significa la Copa Argentina: “Es un acierto enorme por parte de la AFA porque es una forma de federalizar el fútbol y hacer participar a equipos que nunca se imaginaron jugar contra clubes de Primera. Salvando las distancias, Estudiantes de Buenos Aires llegó a instancias clave. Además, hay un premio suculento como la clasificación a la Copa Libertadores”.

En su carrera como jugador, Leeb consiguió dos ascensos: el primero fue con Chacarita, a la B Nacional, en 1994, y el segundo con Banfield, a la Primera División, en 2001. Su cuenta pendiente es ganar un título como entrenador. La trayectoria del ex delantero de Independiente, como técnico, comenzó en Banfield durante la temporada 2005-2006. Luego, trabajó en Paraguay con Guaraní, en Bolivia con Universidad de Sucre y Nacional de Potosí, y en Irán con Shahrdari Bandar. “Gracias a Dios me fue muy bien. En el poco tiempo que estoy en Chacarita ya tuve ocho ofertas. Si fuera por el dinero, me tendría que ir. Pero el compromiso que tengo con este club es muy grande”, sentenció el DT.