Matías Jesús Almeyda vivió la mayor parte de su carrera futbolística en River. Después de hacer las Inferiores, debutó en Primera el 21 de febrero de 1992, en un 2-1 contra Unión de Santa Fe. Cinco años más tarde, fue transferido a Sevilla de España y parecía que nunca volvería a vestir la camiseta del equipo de Núñez. Sin embargo, y luego de un efímero paso por Fénix en su retorno a las canchas, regresó al Millonario a mediados de 2009.

Pese a mostrar un nivel superlativo, Almeyda no pudo evitar recibir un duro golpe en el final de su trayectoria como jugador: sufrió el primer descenso de River en la historia. Compenetrado con la causa, el Pelado asumió la responsabilidad de devolver al club a los primeros planos y se convirtió en el entrenador del equipo que, al finalizar la temporada, logró retornar a la máxima categoría. Llegó el Torneo Inicial y la irregularidad que caracterizó a los resultados del Millonario derivó en su alejamiento. Cinco victorias, ocho empates y cuatro derrotas fue el saldo de su campaña como técnico en Primera.  

Tras cinco meses sin ponerse el buzo de entrenador, Matías volvió al trabajo en Banfield, en busca de un doble objetivo: regresar a Primera (está sexto, a diez puntos de Olimpo, que ocupa la última plaza de ascenso) y llegar lo más lejos posible en la Copa Argentina Sancor Seguros. Por la 28 fecha de la B Nacional, debutó igualando 0-0 con Instituto en el estadio Florencio Sola. En la competencia federal podría verse las caras con River, si el Taladro supera a Juventud Antoniana de Salta y el equipo dirigido por Ramón Díaz hace lo propio ante Estudiantes de Buenos Aires.

“Ojalá nos encontremos con River en la Copa Argentina porque significará que Banfield avanza”, sentenció Almeyda en la primera conferencia de prensa como director técnico del club que milita en la B Nacional. "Le hicieron un bien al fútbol con esta competencia porque hay muchos equipos que no pueden verse habitualmente y logran trascendencia en el certamen”, agregó quien llegó acompañado del mismo cuerpo técnico que tuvo en el Millonario: Gabriel Amato como ayudante de campo y Alejandro Kohan de preparador físico.

“No es una revancha por River, fui el último campeón. El torneo que jugamos en ese entonces fue más parejo. Hoy los tres de arriba se cortaron. Banfield no tuvo los puntos que mereció”, analizó Matías, que resaltó el hecho de que “es un desafío enorme, con ganas de hacer bien las cosas. Es fundamental cuando comienza un nuevo trabajo”. Además, contó el motivo por el cual aceptó dirigir al Taladro: “Acepté venir a este club porque veo que vienen muchas familias y eso es bueno para el fútbol argentino”.