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El cuarto intento fue el decisivo para Rosario Central

Rosario Central 1 (4) - Gimnasia (LP) 1 (1) / Foto: Alejandro Del Bosco

Después de tres finales perdidas contra Huracán (2014), Boca (2015) y River (2016), el Canalla logró salir campeón de la Copa Total Argentina por primera vez, tras vencer por penales a Gimnasia La Plata, en el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza.

En algún momento se le iba a dar. Tantas noches de tristeza por lo que habían significado las derrotas en las tres finales pasadas debían ser recompensadas con un título que hiciera olvidar la amargura por lo vivido y transformara al pueblo canalla. La emoción, la alegría y la sensación del deber cumplido tras tantas frustraciones se apoderaron del cuerpo y alma de jugadores, cuerpo técnico e hinchas de una institución que alzó la séptima edición de la Copa Argentina y alcanzó el título más deseado.

Las derrotas ante Huracán, Boca y River en las Finales de las ediciones 2013-2014, 2014-2015 y 2015-2016 calaron hondo en el seno de un club que se debía un gran festejo. Para Rosario Central la Copa Argentina es un certamen especial. Y no hubo mejor manera de ganarla que de este modo: con miles de hinchas en las tribunas, con Edgardo Bauza en el banco de suplentes y con un capitán como Marco Ruben, protagonista excluyente en dos de las tres frustraciones pasadas. Nada mejor para ellos que un festejo de esta magnitud para demostrar que estuvieron en condiciones de llevar a la institución a lo más alto del fútbol argentino.

Rosario Central festejó el título hasta altas horas de la noche. No era para menos, luego de lo que se había vivido hacía algunas temporadas, con derrotas en las Finales que lo obligaron a recomponerse. Debía ser esta vez la de la consagración, que incluyó nada más y nada menos que un triunfo en el clásico de la ciudad ante Newell’s. La fiesta fue completa y durará un largo tiempo, Al menos, hasta que arranque la Copa Argentina 2019.

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