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Diarios de motocicleta

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Luis Alesandro Burgos viajó en su moto desde Salta hasta Catamarca para ver a San Lorenzo en la Final de la Copa Argentina. Recorrió unos 550 kilómetros para cumplir el sueño de acompañar al Ciclón y se emocionó al ver a los futbolistas que admira.

La pasión conoce de sacrificios. De misiones que requieren de un gran esfuerzo. Los colores que los hinchas llevan en su corazón los invita a intentar gestas improbables, viajes que nunca acaban y un esfuerzo económico inusual. Porque el fanatismo puede más y el sentimiento invita a realizar acciones que la razón no comprende.

Luis Alesandro Burgos tiene 22 años y lleva los colores de San Lorenzo tatuados en la piel. Es salteño y viajó en su moto hasta Catamarca para recibir al equipo en su llegada al Valle. Recorrió 600 kilómetros, desafío las inclemencias del tiempo y arribó a la provincia pasadas las 12 del mediodía. Con el único objetivo de cumplir el pedido que le hizo su corazón, aún sabiendo las consecuencias que tendría esto para su vida cotidiana: “Falté al trabajo y a la facultad, pero lo hice por amor. Espero que los jugadores nos regalen la Copa”. 

Agarró su camiseta, su gorro y tomó la ruta hacia un destino pintado de azulgrana. Como él mismo lo dijo, afrontó la gesta por pasión, amor y sentimiento. Sabe que San Lorenzo está a un paso de la gloria en la Copa Argentina y sueña con una consagración. Para que se terminen las épocas de sinsabores deportivos y comiencen las de logros: “Tengo muchas expectativas porque siempre apoyo al equipo. Ojalá nos den una alegría”.

Cruzó San Miguel de Tucumán con la ansiedad de quien sabe que un compromiso lo esperaba. Frenó para comer en la localidad de Metán y continuó su camino: "En un momento pensé que no llegaba (risas)", reconoció este estudiantes de Periodismo. Cuando arribó al Aeropuerto Coronel Felipe Varela, miró hacia los cuatro costados y sintió que había cumplido el objetivo. 

Luis tiene la misma ilusión que los miles de hinchas de San Lorenzo que arribarán a la provincia para presenciar la Final. Con su tatuaje como testigo de la pasión, demostró su fanatismo y nunca borró su sonrisa pese al cansancio del viaje y a las altas temperaturas. No pudo evitar emocionarse al ver a los futbolistas que admira, y que según asegura, “me dieron una nueva oportunidad de ser feliz con la campaña en la Copa Argentina”.

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