Córdoba se vistió de fiesta en una noche de ensueño
Foto: Gasparini Pablo/gaspafotos.com
Foto: Gasparini Pablo/gaspafotos.com
Foto: Gasparini Pablo/gaspafotos.com
Foto: Gasparini Pablo/gaspafotos.com
En el estadio Mario Alberto Kempes, por los 24avos. de Final de la Copa Argentina Sancor Seguros, los hinchas armaron un verdadero espectáculo para vivir una nueva edición del encuentro más trascendental en la provincia.
Aún se disfrutaban los últimos despejes de los jugadores de Talleres y se sufrían los agónicos centros de Belgrano. Todavía la presencia de los jugadores de Belgrano era amenazante para la última línea del vencedor. Y la pasión, con las radios en las manos, ya estaba instalada, a pesar de que el árbitro no había determinado el final del encuentro. Es que Talleres ganaba y Belgrano perdían. La fiesta, pues, ya debía comenzar, despreocupados de aquel pitazo final. El pueblo "La T" estuvo representados en ese grito de desahogo que sabía de muchos años de espera.
Los brazos al aire y las banderas agitadas fueron una constante en un clásico emotivo y dramático hasta el final. Los corazones de los hinchas vibraron al ritmo de las acciones en una jornada de alta emoción para los hinchas de los dos equipos.
Ni siquiera la intensa lluvia, que cayó durante todo el día, pudo apagar el calor que invadió Córdoba hace varias semanas, cuando se conocieron los cruces de 24avos. de la Copa Argentina Sancor Seguros. Allí se supo que Talleres y Belgrano, dos de los clubes más representativos de la provincia, se enfrentarían oficialmente después de cuatro años, en el estadio Mario Alberto Kempes. La expectativa se apoderó de la Docta y se hizo realidad cuando llegó la hora del partido.
Sacando pecho. Así avanzaron los miles de simpatizantes de Belgrano, desde los alrededores del estadio hasta ocupar sus lugares en la popular Luis Artime (en honor al máximo ídolo del club) y la platea Roberto Gasparini. Las históricas campañas del equipo dirigido por Ricardo Zielinski en Primera, que le permiten ocupar un puesto de clasificación ala Sudamericana, fueron motivo suficiente para que los Piratas se sientan orgullosos y puedan vanagloriarse cada vez que disputan un clásico. Por este motivo, no hubo espacios en las tribunas que parecieron pintadas de celeste por las numerosas banderas, gorros y camisetas del conjunto de Barrio Alberdi.
Pese a estar transitando una difícil actualidad que los muestra en el Argentino A, los hinchas de Talleres no se quedaron atrás. Desde temprano, viajaron desde Barrio Jardín hasta llegar a la sede del partido, con el azul y blanco como el fiel estandarte que los acompaña siempre. La ventaja de catorce partidos en el historial oficial con Belgrano les sirvió para hacerle frente al duro presente. También tenían a su favor los antecedentes en los anteriores clásicos por Copa Argentina, ya que vencieron a Racing de Córdoba en las dos ediciones que tiene el certamen federal. Prácticamente no hubo lugar libre en la popular Daniel Willington (nombrada así en reconocimiento al ícono del Matador) y la platea Osvaldo Ardiles.
El estadio rugió con la salida de los equipos a la cancha. Cayeron papeles y cintas por doquier, para decorar un ambiente en estado de ebullición. Talleres y Belgrano, Belgrano y Talleres. La Copa Argentina Sancor Seguros hizo posible que se vuelvan a encontrar dos grandes de Córdoba. Hizo posible una noche inolvidable.
Arriba