Historias de vida

De Centroamérica para todo el mundo

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Tras un buen paso por el fútbol paraguayo, Paulo Centurión tuvo la oportunidad de jugar en Guatemala y Puerto Rico. A los 29 años, sobresalió en la Copa Argentina con Sarmiento de Resistencia.

El Palacio Nacional de la Cultura y la Basílica de Esquipulas son, para Guatemala, monumentos y construcciones que van de la mano con una historia que está cerca de llegar al segundo siglo de vida. Allí asisten año a año turistas, nativos, y extranjeros de distintas nacionalidades que deben permanecer en Centroamérica por razones de trabajo. Uno de los que se adhiere a este último grupo es Paulo Centurión, nuevo protagonista de la sección “Historia de vida”. El marcador central nos relató en forma cronológica los pormenores de una carrera signada por las curiosidades y los hechos atípicos.

Formoseño hasta la médula, Centurión comenzó a construir desde muy joven una carrera en la que combinó convicción con sacrificio. Trabajó como empleado en un taller de chapa y pintura para ganarse su propio dinero, no realizó divisiones inferiores en ninguna institución, pero tuvo la posibilidad de vestir las camisetas de Sol de América y Defensa y Justicia de su provincia: “Mucho tuvo que ver mi padre (Cristino, ex futbolista de la Selección paraguaya) en que yo decida probarme y afianzarme. Él había jugado y siempre me comentaba los pro y contra del profesionalismo. Yo quise intentarlo, pero él también influyó”.

Su fuerza para ganar en el uno contra uno y su capacidad para imponerse en el juego aéreo captaron la atención de Guaraní de Paraguay, institución en la que su padre (también futbolista de Olimpia) había dejado un grato recuerdo. Tras algunos días de negociaciones, el Cacique lo contrató para afrontar el Clausura 2004. Centurión recordó su paso como si hubiese sido hoy: “Llegué y entré en el segundo tiempo contra Nacional”. Dos años después, pudo marcar por primera vez. Fue ante Fernando de la Mora, por la decimotercera fecha del Clausura 2006.

Pese a que en Paraguay había firmado un contrato por cuatro temporadas, el mismo se interrumpió con anterioridad porque Comunicaciones de Guatemala solicitó sus servicios a préstamo. Para el central que ya acumulaba 23 años, la experiencia resultó mucho más positiva de lo esperado. Los conocedores de la materia lo nombraron como el mejor defensor del Torneo Apertura 2006 y el Crema fue subcampeón tras caer en la final con Municipal: “Fui para ganar continuidad en un equipo grande de allá y terminé superando las expectativas. Al día de hoy, extraño ese país. Su gente es muy cálida, aunque deben mejorar el tema de la seguridad. Guardo un gran recuerdo de ellos”. Además, a Centurión el destino le tenía preparada una última sorpresa: “Hernán Darío Gómez me llamó para ofrecerme la nacionalización. Quería que juegue en su Selección, pero no se pudo dar por un tema de papelerío. De todos modos, el sólo hecho de que me haya contactado un técnico de su jerarquía fue un gran aliciente para mí”.

Días antes del regreso a Guaraní, el defensor se despidió del país centroamericano sin saber que reaparecería allí mucho más rápido de lo esperado. Tras anotar ante Deportivo Suchitepéquez, volvió a jugar a Guatemala, más precisamente en Municipal, clásico rival del club en el que había estado anteriormente. Allí disputó dos torneos, y al ganarse un nombre, fue titular indiscutido y consiguió dos subcampeonatos (cayó con Comunicaciones y con Deportivo Jalapa). Dichas campañas le permitieron a su equipo disputar la Copa Concacaf ante Santos Laguna. El formoseño recuerda aquel partido ante los mexicanos: “Empatamos 4 a 4 en Guatemala y perdimos 3 a 2 como visitante. Ellos tenían a Oswaldo Sánchez, Walter Jimenez, el ecuatoriano Benítez y Matías Vuoso. Fue una gran experiencia para nosotros”. Centurión ostenta, además, un curioso récord: es uno de los pocos futbolistas extranjeros que vistió la camiseta de los dos conjuntos más importantes de Guatemala.

El tercer período en Guaraní fue el más fructífero de todos: obtuvo el Apertura 2010 y pudo clasificar a la Copa Sudamericana y a la Libertadores, aunque no llegó a disputar ninguno de los dos torneos. Él explica porqué: “Iba a firmar la extensión del contrato, pero a mi mamá le agarró cáncer de Intestino y la dirigencia del club paraguayo no me esperó. Me comentaron que el libro de pases en Puerto Rico estaba abierto y me fui a River de aquel país”. En poco tiempo, se ganó la aprobación en el fútbol tico, y terminó transformándose en capitán. Centurión cree saber porque fue elegido: “Siempre peleé por mis compañeros. Nunca bajo los brazos, aún en las peores situaciones. Jamás dejo de ir al frente y de defender a mi grupo”. En el Millo Portorriqueño fue dirigido por Fabián Zermatten y tuvo como compañero al ex Boca Matías Arce.

En 2011 retornó a la Argentina porque Sarmiento de Resistencia lo buscó para adquirir experiencia en la última línea: “Por el tema de mi madre pensé en retirarme, pero lograron convencerme y no me arrepiento". Mal no le salió a Centurión: su equipo llegó a los Octavos de Final de la Copa Argentina, eliminó a Arsenal y dio pelea ante Racing.

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