El lugar entrega la postal del club humilde y solidario en el que todos tienen una tarea específica y trabajan para el bien de la institución. Puertas para afuera, la imagen devuelve el cuadro con una virgen. Y puertas para adentro, se observan tres personas que cumplen sus roles con puntualidad, el escudo del club que sobresale en la pared, cajas con elementos de utilería y botines de todos los colores distribuidos en estantes prolijamente cuidados.

Lucas Peinado corre de un lado para el otro, atiende las necesidades de un jugador y escucha atentamente lo que le pide otro. Termina con una tarea e inmediatamente comienza otra porque sabe que su trabajo es contrarreloj y el horario del encuentro se acerca. Debe desarrollar todo lo pautado con eficacia, pero los años y la experiencia le han permitido manejar los tiempos a su manera. Sabe que debe cumplir con todas las exigencias que demanda una institución de Primera División.

El hombre en cuestión es uno de los utileros de Arsenal de Sarandí. Llegó al club en junio de 2003, luego del ascenso a Primera División. Cumplió diez años en su trabajo en junio pasado y le contó al Sitio Oficial que la buena relación con el plantel le permite desarrollar su tarea con comodidad. Sabe que debe estar atento ante cada solicitud, pero dice que el paso del tiempo le ha permitido conocer los entretelones de una institución que califica como “ordenada y seria”.

“Yo estoy encargado del calzado. Los días de entrenamiento y de partido chequeo el campo de juego, hablo con los jugadores y les pregunto uno por uno si los quieren con tapones altos o bajos. Los lustro, los limpio y se los preparo un rato antes de arrancar con la actividad”, expresó Peinado, quien es uno más de un equipo de utilería en el que cada uno tiene su función específica. Su rol está predeterminado, al igual que el del encargado de las camisetas y de los distintos elementos de trabajo.

Las exigencias son muchas. Debe interiorizarse sobre el día a día de los jugadores y el tiempo le ha permitido conocer cuáles son sus pedidos. La previa del encuentro ante Argentinos, por la quinta fecha del Torneo Inicial, permite determinar que mantiene una relación fluida con los integrantes del plantel, pese a que el lugar en el que él desarrolla sus actividades está varios metros alejados de la zona de vestuarios. “Cada futbolista tiene sus costumbres, pero quizás el que más cosas nos pide es Cristian Campestrini porque le gusta variar el modelo de camiseta. Todos tienen sus cábalas, pero si las digo me matan”, comentó, entre risas, el nacido en Wilde.

En los días previos a los partidos que definen un trabajo de todo un semestre, la labor de los encargados de la utilería se desarrolla con mayor intensidad. La tensión que se respira en el ambiente es diferente y los futbolistas piden mayor atención a los pequeños detalles. Lucas vive en la intimidad del plantel, es uno más en los diferentes viajes y comparte la alegría si los resultados son positivos. Está con la delegación en cada viaje al exterior para disputar torneos internacionales. “Tengo recuerdos muy lindos. Compartí toda la campaña de la Sudamericana 2007 y estuve en Catamarca, cuando jugamos la Final de la Supercopa con Boca. Sé que este es un trabajo distinto pero lo disfruto”.

El último empate ante Argentinos ha finalizado, los futbolistas vuelven al vestuario y Lucas Peinado recibe los botines. De ahora en más, deberá permanecer varias horas en el club para prepararlos y tenerlos listos en el próximo entrenamiento. Su rol será el mismo en las Semifinales de la Copa Argentina ante All Boys. Deberá responder para que los jugadores tengan todo a disposición y sólo deban pensar en vencer al conjunto de Floresta y pasar a la instancia decisiva de la competencia.