ENTREVISTAS

Los hermanos sean unidos

Rodrigo y Pablo Mannara image1 Rodrigo Mannara
Foto: Sara Pitman
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Rodrigo Mannara (32 años) y Pablo Mannara (34) tienen varias cosas en común. Además de ser familiares en la vida y en el fútbol, jugaron juntos en Cobreloa de Chile y ahora comparten plantel en Lamadrid, el equipo de la B Metropolitana que contará con la chance de enfrentarse en la Fase Final de la Copa ante Arsenal de Sarandí, club donde ambos dejaron su huella. “En un 90 por ciento lo ganan ellos”, admitió el mayor.

Más allá de sus coincidencias o no en la carrera de los dos, en esta oportunidad única que tienen de enfrentar al conjunto del Viaducto con la camiseta del Carcelero, surgió un inconveniente que les imposibilita jugar juntos. Es que Rodrigo se está recuperando de una rotura de ligamentos y menisco interno. “Me hubiese gustado jugar. Da mucha bronca, pero hay que tomarlo como tal”, declaró el delantero sobre el choque del 29 de febrero, en Salta, por los 32avos. de final.

Si bien no podrá participar del partido debido a su lesión, el menor de los Mannara analizó al rival y dijo cómo debería jugar Lamadrid para ganar: “Tienen una diferencia de ritmo, de roce y de calidad. Hay que ir a atacarlo con cuatro o cinco jugadores y no dejar espacios. Habrá que cuidarse de Juan Pablo Caffa y de la pegada de Adrián González. Ojalá tengamos la suerte de ir a los penales”. Por otro lado, Pablo ofreció su opinión al respecto: “Yo pienso que con el hambre y las ganas de demostrar de los chicos podemos hacerle fuerza”.

Otra de las casualidades que tienen en común estos hermanos amantes del fútbol, es que los dos empezaron sus trayectorias en Lanús. “Me gustaría terminar mi carrera en Lanús o en Arsenal”, comentó Rodrigo. La postura de Pablo es distinta por una cuestión de edad: “Ya tengo 34 años, no pienso en eso. En el fútbol, un día estás arriba y en el otro abajo, aunque uno aspire a estar siempre mejor”.

Las experiencias que vivieron ambos en Chile, teniendo a Cobreloa como equipo en común, no fueron parecidas. Al más chico le sirvió bastante su estadía por el país trasandino: “La pasé muy bien. Habré jugado más de 100 partidos y metí 45 goles durante esos cuatro años. Cuando estaba en la Universidad Católica (también vistió la camiseta de Deportes Puerto Montt), en 2010, le ganamos 14-0 a San Pedro de Atacama con cuatro goles míos, por la Copa de Chile”.

Pablo apenas estuvo ocho meses en Cobreloa. “Salió la posibilidad de ir gracias a Marcelo Trobbiani (el DT de los Naranjas en ese entonces), que me llamó en el 2009 para que vaya. Como mi familia no se adaptó al desierto de Calama, nos fuimos más rápido de lo previsto. Me tendría que haber quedado”, contó el mediocampista, quien cuatro años antes, según su valoración, disfrutó de una de las mejores etapas de su vida futbolística: “En Pontevedra de España la pasé muy bien. Es más, tuvimos la posibilidad de ascender a la A, pero perdimos la final contra Sevilla B por penales. También jugué Copa del Rey. Me acuerdo que pasamos una fase hasta que nos ganó el Betis”, agregó.

Del Torneo Apertura 2011, Rodrigo destacó que Boca fue un gran campeón. Y como jugó en Racing, que fue uno de los perseguidores del Xeneize, el ex Unión de Santa Fe dijo por qué le costó a la Academia conseguir triunfos: “Al estar tan pendiente de la defensa, le faltó meter goles”. Del otro lado de la vereda, Pablo, quien destacó que sus dos años en Olimpo de Bahía Blanca lo marcaron mucho, habló de lo que ha crecido la institución aurinegra: “Después de tantos años subiendo y bajando de categoría, el club mejoró en su estructura y económicamente. Me dan ganas de volver”.

Ya en la parte final de sus carreras, el fútbol los volvió a unir en Lamadrid y en la Copa Argentina. Todavía nunca pudieron formar parte de un mismo equipo titular en dicho certamen. Rodrigo estuvo contra Dock Sud por la Segunda eliminatoria Zona Metropolitana, y pateó el último penal que le dio la victoria al Carcelero por 5-4 (1-1 finalizó en los 90 reglamentarios). Pablo jugó ante Chicago, en el triunfo 2-1 por la Cuarta eliminatoria. “Si pasamos Arsenal va a ser la sorpresa”, dijo el mayor de los Mannara. “Sorprendimos a unos cuantos y ahora viene lo difícil”, agregó el menor.

Como los hermanos sean unidos, porque ésa es la ley primera, Pablo y Rodrigo se llevan muy bien en la vida y concuerdan en bastantes cosas a la hora de hablar del otro. Definen su relación con varias frases en común: “Nos reímos mucho. Es un loco lindo. Siempre nos juntamos a comer con la familia. Somos divertidos”.

 

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