A los buenos delanteros también se los distingue por saber aprovechar las oportunidades que tienen, aunque sea en un instante. Por encontrar en el área rápidamente la luz en donde sólo hay piernas rivales, por la capacidad para transformar lo que es una misión difícil en una posibilidad de triunfo. Ese perfil se adivina en Juan Manuel Martínez, autor del primer gol del partido que la Selección perdió 2-1 ante Brasil, en Goiania, por el Superclásico de las Américas.

Martínez, que desembarcó a mitad de año en Corinthians, de San Pablo, para reforzar al campeón de América que a fin de año jugará el Mundial de Clubes, fue uno de los hombres de ataque junto con Hernán Barcos. El ex jugador de Vélez, cuando tuvo una chance en el área, superó al arquero. Su gol –el primero del clásico- fue la consecuencia de una jugada en la que hubo trece toques y concluyó con un zurdazo implacable. “Hicimos una linda jugada. Estoy contento por el gol, son de esos que uno guarda como un lindo recuerdo. Lástima que no pudimos quedarnos con un mejor resultado. Pero estoy contento porque jugamos bien y el técnico quedó conforme con nuestro desempeño”, expresó.

El Burrito se fue conforme con el rendimiento del equipo, aunque molesto por la jugada del penal. "Le hacen falta a Desábato en el penal. Igual, el equipo jugó bien. Se metió y corrió. No nos llegaron con situaciones claras. Hay que estar tranquilos, se dejó todo. Nos vamos conformes. Se hizo un planteo inteligente ante un gran equipo. Nada que reprocharse", opinó el atacante.

Debido a su experiencia vivida en la Copa, Martínez manifestó: “Me gustó mucho la Copa Argentina. Con el tiempo se va imponer en nuestro fútbol. En Brasil es una competencia importante, aunque aún no tuve la posibilidad de jugarla porque llegué hace dos meses. Hay que acostumbrarse a jugar seguido, porque sucede en los países donde el fútbol tiene prestigio. En Brasil, los equipos juegan entresemana y viajan bastante. Como mínimo, los equipos de Brasil juegan 70 partidos por año”.

No se podrá negar que el seleccionado dirigido por Alejandro Sabella tuvo ímpetu y entrega, aunque hay que apurarse en aclarar que eso no redundó en un buen juego, en la generación de ideas, en la elaboración precisa. En ese contexto, el Burrito Martínez dejó su sello.